Vsévolod Meyerhold fue discípulo de Stanislavski y trabajó como actor bajo su dirección en el Teatro de Arte de Moscú, hasta que dejó la compañía por discrepancias con el naturalismo de Stanislavski. Para Meyerhold el teatro no tenía que acomodarse a la psicología ni tampoco a las ideas, sino convertirse en un brillante divertimento, un juego alegre similar al cine de Chaplin o Keaton, a los que admiraba profundamente. La intención de Meyerhold era devolver al teatro su teatralidad expresiva, en oposición con el naturalismo psicológico que comenzaba a instalarse en los teatros. Meyerhold proclama: “¡Muerte al psicologismo!… Ya es hora de acabar de una manera decisiva con la cuestión de los sentimientos vividos”[1]. Meyerhold sostiene que tanto la risa como las lágrimas brotan de la alegría, del impulso creador del actor, de la emoción del acto creador y que cualquier otra forma es fruto de la neurastenia personal contraindicada en el arte, dice: “…el actor… aspira al juego tal cómo lo practican los niños. El actor no puede vivir en una esfera diferente de la alegría; incluso sí, en escena, debe morir. El actor posee fe. Está enamorado…Unas fronteras separan a lo alegre de lo fantástico y de lo terrorífico. El pasado se confunde con el presente. Lo grotesco puede ayudar al actor a hacer sentir el simbolismo último de lo real, reemplazando la caricatura por una parodia acentuada”[2]
El teatro de Meyerhold se opone a la repetición que supone el método de las acciones físicas, considera que un actor no tiene que repetir los gestos del pasado, sino que cada vez tiene que construir libremente una nueva escena. Quiere un actor creador que use su cuerpo cómo un acróbata y aborde las palabras como un músico que domina los tiempos, pausas y ritmo que el parlamento requiere, señala: “el actor… dominará su recitado como el juglar dominaba las pelotas que tiraba al aire… Retén el término teatral: “lanzar las palabras”.[3] Meyerhold instaba a los actores a conocer sus capacidades físicas, vocales y su respiración: “Pregúntate si eres dueño de tu respiración: ¿los sentimientos vividos no alteran la medida? Sería necesario preguntar a un hindú experimentado lo que sabe acerca del arte de respirar”[4]. Esta atención en la respiración y su relación con respecto a los sentimientos vividos, nos recuerda al trabajo del “Darse cuenta” gestáltico, que recoge las influencias de la filosofía oriental en la contemplación del hombre con una visión integradora que supera la dicotomía cuerpo-mente, que prevalece en nuestra cultura occidental, sobre todo a partir del siglo XVII cuando la filosofía racionalista acentúa el papel de la razón.
Meyerhold es reconocido como verdadero innovador tanto en lo que se refiere a los modos de interpretación como a la puesta en escena. Se considera que fue el primer director teatral en sentido moderno, fue el primero en cambiar la disposición de la sala permitiendo que los actores se desplacen por el público, modificando el concepto de la cuarta pared. Su preocupación por la expresión del cuerpo como fuente generadora de emoción y movimiento, lo llevó a crear la Biomecánicacuya ley fundamental es que todo el cuerpo participa en cada uno de nuestros movimientos. Puesto que la creación del actor es una creación de formas plásticas y móviles, el actor debe conocer y perfeccionar la mecánica de su propio cuerpo. Estela Castronuovo explica: “La Biomecánica se basa en el principio según el cual el actor, gracias a su entrenamiento, dominará el dispositivo escénico con la misma precisión con la que el obrero domina su máquina…[5]”. En su teoría teatral, Meyerhold plantea que el nuevo actor tiene que usar todo su cuerpo para situarse en el espacio, atendiendo a la forma de sus movimientos y gestos cómo un diseñador de sí mismo, además el actor tenía que ser un artista proletario con conciencia de clase y deberes productivos que hiciera de su trabajo una práctica política. En su trabajo con actores incorpora los conocimientos del teatro Nô Japonés y del teatro chino, utiliza elementos del Music-hall, del circo y también del cine. Sostiene que las dos condiciones principales del trabajo del actor son: la improvisación y el poder restringirse a sí mismo, cuanto mayor es la combinación de estos dones mayor es el arte del actor. Esta combinación entre la improvisación y el poder de restringirse, nos recuerda a la espontaneidad con deliberación que se combinan enla Gestalt para lograr una expresión genuina a la vez que responsable.
[1] Extraído de Internet www.alternativateatral.com. Fecha 25/1/2010
[2] Ídem
[3] Extraído de Internet: teatroenlahistoria.blogspot.com. Fecha 16/2/2010
[4] Meyerhold: Textos teóricos 4ª Ed. Serie Teorías y práctica del teatro nº 7. Ed. Asociación de directores de escena. 2008
[5] Dubatti, J. “Historia del actor”. Editorial Colihue. 2009. Artículo Vsévolod Meyerhold: El teatro del actor, de Estela A. Castronuovo.
Gracias por cada acción que hacen para que el teatro pueda ser eterno