La expresión teatral, enmarcada en el trabajo personal con enfoque gestáltico, es un laboratorio, una zona de pruebas que proporciona la libertad y el acompañamiento necesario, para lograr tus objetivos.
Uno de los objetivos que trabajamos, ya que muchos de nuestros alumnos llegan con esta inquietud, es la mejora de nuestra capacidad para comunicar y expresar lo propio, dicho de otra manera: atreverse a mostrarse!
La comunicación es un proceso humano que damos por sentado, como respirar o parpadear. Acabamos reduciendo el proceso de comunicación, de una complejidad extraordinaria, a sus mínimos denominadores: hablamos, gesticulamos, estamos ahí, por tanto nos estamos comunicando. Pero la realidad es mucho más rica y nos encontramos con que muchos de los problemas en nuestras relaciones o bloqueos a los que nos enfrentamos, tienen que ver con una comunicación poco eficaz, poco fluida o fallida.
Presencia, conciencia y responsabilidad para una mejor comunicación
Nuestro ser está transmitiendo información ininterrumpidamente, seamos o no conscientes de ello. Y es justo aquí donde encontramos un aspecto clave: la toma de conciencia.
El hecho de darse cuenta es fundamental para conocer lo qué ocurre, cómo ocurre y poder hacerse responsable de ello. El ser consciente -el darse cuenta- implica poder poner la atención en lo que está ocurriendo en este preciso momento en el lugar en el que estamos y a distintos niveles, como son:
· La realidad externa – la toma de contacto a través de nuestros sentidos de aquello que nos rodea .
· La realidad interna – incluye lo que ocurre en nuestro ser a nivel corporal, emocional y mental. Cómo procesamos la información sensorial y la integramos con nuestra propia experiencia interna.
· El imaginario – se trata de la actividad mental que no se encuentra en el aquí y el ahora sino en el pasado o el futuro. Son fantasías, aunque por su presencia constante en nuestras vidas les proporcionamos desde siempre estatus de realidad. Los recuerdos, las hipótesis, imaginar lo que ocurrirá, inferir lo que el otro piensa o siente respecto a nosotros… son sólo ideas, nada sobre lo que de verdad podamos actuar de forma directa, aunque condicionan tremendamente nuestra reacción interna y nuestra respuesta.
La falta de conciencia sobre estos procesos que ocurren a nuestro alrededor y en nosotros mismos puede ser la fuente de inseguridades y bloqueos que ni tan solo sabemos de donde vienen. El darnos cuenta nos acerca a nosotros, al otro y a la realidad que generamos juntos.
Situarnos en el presente no solo nos facilita una mejor expresión sino que nos ayuda escuchar a nuestros interlocutores con más atino, lo que aportará a nuestro discurso un mejor ajuste a la situación real de forma espontánea: puede que estemos tan preocupados por los nervios que sentimos que no nos demos cuenta de que el público se está aburriendo o por el contrario que lo está pasando en grande.
La espontaneidad nos hace únicos
Cuando nos centramos en el presente de forma consciente somos más espontáneos y la espontaneidad es lo que nos muestra tal y como somos, es decir, es el único proceso capaz de transmitir aquello que nos hace únicos, que es lo que nuestros interlocutores más aprecian.
Podemos escribir miles de palabras narrando cómo es estar situado en el presente, darse cuenta de nuestro interior y exterior, pero seguimos en la esfera imaginaria.
Los aprendizajes más efectivos son los vivenciales, es decir pasar tu mismo por la experiencia, y la propuesta que hacemos reuniendo teatro y Gestalt te ayuda a mejorar tu aptitudes comunicativas poniéndolas en juego -¡literalmente!. Experimentando el darse cuenta de lo que te ocurre y de lo que sucede a tu alrededor mientras está pasando, sobre todo en la improvisación, que es una gran herramienta para probar y actuar en sintonía con el momento presente, que cambia a cada instante. Creamos para ello un entorno guiado y personalizado, un contexto cálido y de aceptación, en el que podrás experimentar la libertad y el placer que nos aporta la espontaneidad y el mostrarnos tal y como somos.